Doña Emilia Pardo Bazán publicó a principios del siglo XX en la revista Blanco y Negro un ilustrativo artículo en el que comparaba la mujer española con la europea. En él destacaba las diferencias existentes entre ambas. Frente al cosmopolitismo, independencia y libertad de las mujeres de Europa, la española seguía anclada en un valores inmovilistas: buena madre, mejor esposa, trabajadora y limpia.
Aquí tenéis el final del artículo.
"Es la española apta, laboriosa, de fácil comprensión, de franco y vivo genio, de estatura pequeña, de facciones menudas, de pie chico, de ojos y pelo bonitos y brillantes. No tiene inclinaciones viciosas ni gustos dispendiosos; apenas fuma en algún punto del litoral; no se embriaga; es sobria y modesta, y en el aseo de su casa cifra su orgullo —no tanto como las holandesas, debe reconocerse—. Ahorra más que el hombre, y con bastante frecuencia trabaja para él. Es católica sincera, aunque no tan ferviente como antaño. Es más celosa del mando doméstico que del marido, y más compasiva que aficionada a las obras de beneficencia que exigen disciplina social y asiduidad. Su gusto para organizar el confort y el bienestar íntimo empieza a formarse ahora con ejemplos, lecturas de periódicos, exigencias de la higiene, consejos del medico y refinamientos de la civilización. Aprende a cuidar mejor a los pequeñuelos y siente, aún en las clases acomodadas, afán de ser nodriza de sus hijos. La vida física en España gana mucho con esta suave, gradual evolución de la mujer. Sin que haya aumentado el cariño maternal en intensidad, parece doblemente guiado e ilustrado que hace un cuarto de siglo. La mortalidad de las criaturas disminuye, y el hogar tiene más atractivo para el hombre. Este concepto optimista acaso vaya contra la opinión general, que supone relajados los lazos de la familia en el momento presente.
Goza la mujer española de recia salud y larga vida, por término medio superior a la del varón; con todo, tiene y sufre una enfermedad más que él... No se trata de la maternidad, que no es enfermedad, sino función fisiológica. La enfermedad que arrebata a tantas españolas, es la navaja, esgrimida por celosas y brutales manos... Achaque nacional, signo de raza."
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