Para aquellos cuya formación
académica se basaba en la fotocopia de apuntes, artículos inencontrables que el
profesor dejaba en la copistería, o el préstamo de libros en la biblioteca de
la facultad, nos deja totalmente pasmados las posibilidades que nos ofrece
internet: bibliotecas virtuales, repositorios de las universidades, campus virtual,
etcétera. Todavía recuerdo con desdén como en el último curso de la carrera el
profesor que impartía la asignatura de Poesía Modernista nos recomendaba en la
bibliografía un libro fundamental para aprobar la asignatura. Evidentemente, lo
primero que hicimos mis compañeros y yo fue acercarnos a la biblioteca de la
facultad y pedirlo prestado. Y así lo hicimos unas cuantas veces, pero siempre
que preguntábamos por él, el
bibliotecario nos contestaba lo mismo: “ese libro está prestado”. Como mi
afición bibliótropa viene de lejos, hice unas cuantas averiguaciones, llamé a
la puerta de más de un departamento hasta que finalmente di con él. El libro en
cuestión lo tenía el mismo profesor que lo había recomendado, pues ya que el
grueso de la asignatura y las tesis principales defendidas por este astuto
profesor se basaban en ese libro, lo tenía retenido sine die en su despacho para que de ese modo no nos pudiéramos
perder ninguna de sus memorables clases.
Hechos como éste seguro que
siguen sucediendo hoy en día, profesores ladinos siempre los ha habido y los
habrá, pero con las posibilidades de acceso a la información que supone la red resulta
más difícil. Afortunadamente, cada vez son más numerosas las acciones políticas
y legislativas que defienden y autorizan el uso y distribución de obras huérfanas
cuando, obviamente no se hayan localizado a los autores o sus herederos
respectivos. De esta manera se pone al alcance de todo aquel que lo quiera o
necesite un gran fondo bibliográfico sin incurrir en graves delitos que atenten
contra la propiedad intelectual, y sin estar sometidos a las amenazas de quien,
supuestamente, ostentaban los derechos de representación. Iniciativas de este
tipo contribuyen a dar valor lo que en origen no era más que un rimero de
libros y papeles polvorientos perdidos en las profundidades de los archivos o
bibliotecas.
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