viernes, 11 de enero de 2013

REGALOS DE REYES


Aunque ya estemos totalmente instalados otra vez en la normalidad y apenas recordemos las ya lejanas fiestas navideñas, quiero aprovechar la ocasión de hoy para mostraros los presentes que he recibido. Quizás este año no me he portado muy bien porque Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente no me han traído aquello que más quería: más tiempo, o en su defecto, una mejor organización del que dispongo, pero por lo que barrunta, se presenta un semestre de lo más agitado. Tampoco en cuanto a lecturas han sido muy desprendidos, únicamente dos, y aunque son bien distintas, eso sí, creo que de bastante calidad.



Una, es una primera edición de 1958 de la escritora mexicana Josefina Vicens (1911 - 1988), Libro Vacío, y por lo poco que sé de él cuenta la historia del escritor ficticio José García quien siente la necesidad de escribir, pero que, paradójicamente, no puede hacerlo. Un libro metaficcional sobre el síndrome de la hoja en blanco. 



El segundo, El cristal Spinoza, escrito por el valenciano Juan Arnau, es una novedad del pasado 2012 publicada por Pre-Textos. Como ya he comentado en alguna que otra ocasión, los motivos que me llevan a escoger una novela son de lo más diverso: autor, editorial, referencias de otros escritores, etcétera, aunque rara vez leo una crítica antes que el libro. Pero en este caso, y aun yendo en contra de mis principios bibliófilos, pero movido por varias señales que recibí en un mismo día ya que lo vi mencionado en tres lugares distintos, leí la que escribió P. Corro en El Cultural de la semana del 9-15 de noviembre, en que destaca, y cito literalmente: “Pocos libros confirman la contaminación posmoderna de los géneros literarios como El cristal Spinoza, un fascinante libro en el que se solapan novela, biografía y teatro (sobre todo), pero también filosofía, confesiones y poesía.” El solapamiento de géneros en un texto narrativo de ficción es un tema que siempre me ha interesado, y sobre todo desde que leí Llámale Brooklyn de Eduardo Lago. Espero que este se ajuste a las palabras de Corro y no me defraude.

Pero para saber mi opinión sobre ellas, tendréis que esperar algún tiempo, pues como en esto de las lecturas soy bastante anárquico y aunque tengo muchas ganas de leerlas, de momento tengo que dejarlas en la sección que tengo en mi estantería dedicada a las próximas lecturas, y que, desafortunadamente para mí, cada vez está más abarrotada. De momento he de repartir el escaso tiempo que me deja mi trabajo y mis ocupaciones familiares entre preparar el seminario de literatura que voy a impartir este cuatrimestre, practicar más deporte (uno de mis propósitos del año que no quiero volver a abandonar), e iniciarme en la lectura juvenil, pues se ha cruzado en mi camino un interesante proyecto sobre ésta, y del que ya os hablaré a su debido momento, por lo que no sólo he de ponerme al día en este tipo de lecturas, sino que tengo que descubrir por donde andan los gustos literarios de los adolescentes, tarea que en principio se me presenta harto difícil.

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